Los malos hábitos volvieron a brillar en una aciaga tarde para los del Ocean, que sufrieron las descargas de calidad de un rival, que sin ser el de otros años, pasó por encima de unos ingenuos y timoratos a la hora de placar jugadores de Ciencias de la Información (36-0).
Fran se reencontró con sus compañeros. |
La segunda jornada dejó para los de CC. Info un severo correctivo que bien puede servir de lección para próximos enfrentamientos. Jamás les quedó tan grande el sobrenombre de 'kosakos', aquel belicoso pueblo que campaba a sus anchas con insultante hegemonía por las estepas del sur de Rusia y Ucrania. El inicio del partido era un duro presagio de lo que se avecinaba. Primer balón para CUNEF y primeros fallos en el placaje. Los primeros puntos en contra llegaban y solo dejaron de golpear en el marcador en coléricos arrebatos individuales que, por desgracia para Ciencias de la Información, no consiguieron contagiar al resto de compañeros.
Así, el partido fue tomando unos derroteros difíciles de voltear. La remontada como en fechas pasadas jamás llegó y los puntos se siguieron produciendo con insultante facilidad. Las bisoñas huestes de Ciencias de la Información, si bien el margen de mejora es amplio, no contaron con aquel orgullo que lucieron la tarde de Biología, del mismo modo que los más veteranos de lugar no pusieron ese plus que se les presupone pueden aportar a un equipo en fase de crecimiento.
Pablo volvió a ser el más incisivo de la línea. |
A pesar del resultado, algunos puntos positivos se traslucen de esta peyorativa segunda jornada del Trofeo Rector. El ímpetu de algunos jugadores, el pundonor mostrado por otros son armas que si se afilan pueden realmente hacer mucho daño en enfrentamientos venideros. No obstante, sin concentración, y sobre todo, sin placaje, de muy poco servirá cualquier tipo de arrebato individual. Canalizar ese orgullo de lobo herido, contando siempre con la solidaria jauría, en espíritus más templados es el único camino para volver a ser tomados en consideración.
Las ganas y la implicación de los nuevos jugadores y el sumo interés de los más viejos por mantener en pie este escudo son la mejor combinación posible para seguir adelante. Los contemporáneos 'kosakos' siguen trabajando, los antediluvianos 'kosakos' se revuelven de orgullo en sus fosas, bailan sobre ellas en esos fríos páramos de la recóndita Europa, al saber que estos jugadores son conocidos con el nombre de su estirpe.
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