Un largo e interminable traspiés. Es el
sumario de nuestra andadura por la presente campaña. Hemos estrenado el nuevo
año sufriendo un nuevo vituperio, esta vez frente a Económicas (0-45). Van tres
consecutivos y nada invita a pensar que hayamos terminado de caer.
En lo que al encuentro se refiere eludiré
las chanzas y el no saber ganar de los economistas y encomiaré -lejos de
chovinismos- el arrojo y el empeño de los kosakos, especialmente el ardor
guerrero de los recién incorporados. Referirse a estos tíos como novatos es
cuanto menos peyorativo. No resulta fácil recibir un baño de barro cada vez que
uno desciende hasta el campo de rugby en busca de una superación personal. Lo
realmente difícil de vestir esta panoplia de barro es la impotencia que sientes
al no poder despojarte del repugnante hedor a fracaso. La inconclusa purga de
la derrota.
Telmo a punto de sacar por en enésima vez de centro. |
A vosotros, bisoños, os ruego me
permitáis descubriros mis escorzos en torno al rugby. Quizá así consiga
insuflaros el ánimo para lograr lo que para nosotros, los veteranos, es ya un
desvarío: Como el resto de duchos, atesoro unas
cuantas campañas en Ciencias de la Información. Desde su génesis, cinco años
como jugador y uno desde el exilio voluntario del Sin Bin. Pese a mi parca
experiencia puedo reconocer un amor legítimo hacia el rugby y, por encima de
todo, hacia la mezcolanza de individuos que han engrosado las filas de este
equipo, con alguna excepción.
Basta mirarnos ahora en el nunca bruñido
espejo del vestuario para comprender que los vetustos no somos sino fantasmas
de carne obstinados en triscar por un Edén que nos negó la entrada años atrás.
Nunca llegamos a pisarlo vestidos de corto (Iñaki sí, de rosa además), pero
siempre nos hemos pensado expoliados por el destino.
Ahora que os veo a vosotros romper
desbocados contra las líneas rivales, cabalgar enajenados hacia el
malaventurado del equipo contrario que porta el balón, sé que da la hora de que
capitulemos responsabilidades en vuestros hombros.
Cheta, un artista del tres tiempos |
Es en esas tardes, en esos lapsos, cuando todo cobra sentido: haberse matriculado en Ciencias de la Información desoyendo el consejo paterno de hacerte abogado; congraciarte con el efectivo mensaje de captación del equipo de rugby de la facultad y acudir al primer partido, tortilla en mano; saberte héroe de una tragedia griega aunque hayas vencido sin tan siquiera placar o pensarte derrotado aun después de haber dejado el sello de tu hombro en los muslos del rival. Sólo entonces la vida se torna perfecta y el mensaje de la deidad que anduvisteis buscando llega con claridad y sabiduría.
No se trata de admitir la senectud de las
primeras hornadas de Info, sino de reconocer que para los más vetustos la
destreza nunca fue el juego, sino todo lo que viene después: la camaradería,
los terceros tiempos hechos amaneceres, la edificación de un gigante rocoso y
macizo…
Os toca culminar el banquete que no
pudimos digerir; a nosotros, seguiros a la zaga o en cabeza, dependerá de las
exigencias del guión; los ya retirados continuarán en la banda, mal que nos
pese, recriminando los golpes de castigo que provoquemos y reclamando como
propios los ensayos; pero todos terminaremos saboreando una cerveza con regusto
a metal. Compartiendo nuestro reducto a la libertad.
Fotografías: Holly Jones
Bonita la idea pero no es enCHEFéis
ResponderEliminarTelmo eres un artista, muy inspirador
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