Casi un mes después, ya tenemos las primeras pruebas de la presencia de CC Info Club de Rugby en el costroso pero atractivo Viña Rock. Eso si, imagen no muy concluyente, como bien se puede apreciar más abajo, ya que no hay indicios de que la instantánea haya sido hecha en Viñarrobledo. Tan Viña Rock parece eso como un parking de un supermercado de Aluche.
La delegación de CC Info aquí retratada subsistió en precarias condiciones por su amor a la música y, sobre todo, a la fiesta. Para que engañarnos. A base de cervezas, sangrías, calditos de pollo y una insulsa pasta con tomate y salchichas casi crudas, aguantaron estoicamente el frío, la lluvia y el barro durante cinco días. Periodo de tiempo en el que las peregrinaciones hacía los urinarios más limpios del fronterizo municipio albaceteño fueron constantes-para unos más que otros-, así como las frecuentes tormentas y las idas y venidas al cautivador y reconfortante vehículo de nuestro aclamado Hijo del Viento. Coche, que por otro lado, acabó en un estado tan lamentable como el de sus cinco ocupantes, los cuales no vieron el agua salvo cuando caía del cielo.
No estuvimos solos. Nos topamos a la entrada de la localidad con unas simpáticas y afables extremeñas con las que hicimos buenas migas y acabamos por compartir con ellas una pequeña parcela del saturado y embarrado terreno de acampada. Además de noches de conciertos y cerveza, historias del 'Panfiao' y, finalmente, una graciosa y agradable despedida en una gasolinera local en forma de pequeña francachela. Sin olvidar tampoco la compañía de la avanzadilla de las amigas del Moreno Bueno, autoras de la estampa aquí publicada.
Uno de los nuestros tuvo que partir antes de tiempo debido a un sorprendente y forzoso abrazo a uno de los sacramentos de la fe cristiana. Días antes ya se había ausentado durante unas horas para volver limpio y elegante. Su traición a los malos hábitos higiénicos quedó reparada cuando en su regreso trajo consigo diversas viandas.
Por lo demás, algunos conocieron el hipnótico mundo de las raves, la limitada gastronomía local, la tortura y el azote inmisericorde de compartir tienda con un nota que padece el punzante síndrome de apnea, la modorra que produce fumar maría tumbado, las sediciosas y animadas letras de Boikot, la rabia que supone que tu sudadera fetiche sea sisada por un costra punky cualquiera, la putada de perder una lentilla durante el concierto por el que expresamente fuiste al festival (el de los Chikos del Maíz), el brutal pogo bajo los martilleantes acordes de Foreign Beggars, el dolor de una pequeña brecha en la nariz, el reparador calor que ofrece un buen caldito de pollo cuando la noche comienza su declive, y como no, el vigorizante sabor del licor café.
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